El Gobierno de Javier Milei anunció una nueva reforma laboral que, según distintos sectores sindicales y políticos, representa un fuerte retroceso para los trabajadores. El proyecto busca eliminar convenios colectivos, limitar las paritarias y facilitar los despidos, bajo el argumento de “modernizar” el mercado laboral.

El vocero presidencial, Manuel Adorni, y el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, adelantaron en el Coloquio de IDEA en Mar del Plata que la iniciativa será enviada al Congreso después de las elecciones del 26 de octubre. Según afirmaron, el objetivo es “mejorar la competitividad” y “liberar las relaciones laborales”.

Sin embargo, detrás de ese discurso, el Gobierno planea avanzar con medidas que reducirían los derechos conquistados por los trabajadores. Entre ellas se mencionan:

  • El fin de las paritarias, reemplazadas por “negociaciones libres” entre empresas y sindicatos.
  • La eliminación de la indemnización por despido, sustituida por un fondo financiado por los propios trabajadores.
  • La restricción de los juicios laborales y la eliminación de convenios colectivos de trabajo.
  • La posibilidad de cobrar los sueldos en moneda extranjera.

Estas propuestas se suman a un contexto de creciente desempleo y caída del poder adquisitivo. Desde la llegada de Milei al poder, se estima que se perdieron unos 200 mil puestos de trabajo y que los salarios formales bajaron alrededor de cinco puntos en relación con 2023.

Críticas y preocupación sindical

Desde la CGT y distintas organizaciones gremiales expresaron un fuerte rechazo al plan oficial. “Esta reforma retrocede derechos y profundiza la precarización laboral”, advirtió Jorge Taiana, candidato a diputado de Fuerza Patria.

El senador Mariano Recalde fue más contundente: “Cada vez que se aplicaron políticas como las que impulsa Milei, el resultado fue el mismo: más pobreza, más desigualdad y menos trabajo. Quieren gobernar para la timba financiera, no para los que viven de su salario”.

Abogados laboralistas también advirtieron que se trata de una reforma que no generará empleo, sino todo lo contrario. “Cada vez que se degradaron los derechos de los trabajadores, se destruyó empleo y creció el trabajo en negro”, señaló Gustavo Ciampa, del Foro de Abogados de Organizaciones Sindicales.

Un futuro incierto para el trabajo

Con esta reforma, el Gobierno vuelve a poner el ajuste sobre los hombros de los trabajadores, mientras los empresarios celebran la posibilidad de reducir costos laborales.

El oficialismo promete una “revolución productiva”, pero en la práctica avanza con medidas que recuerdan a las recetas de los años noventa: flexibilización, despidos baratos y pérdida de derechos.

Los sindicatos y la oposición advierten que, si la reforma se aprueba, significará un duro golpe al empleo formal y a la protección laboral en la Argentina.

Fuente/Página 12

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